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Donde lo imperfecto se vuelve inolvidable

Sales de la cafetería con tu té matcha latte, checklist en la cabeza y el “buen día, equipo” más falso que el fondo de Zoom. Cruzas la esquina pensando en números y… ¡ZAS! Aparece un tipo apoyado en su bicicleta noventera, auriculares, chaqueta imposible, mirada a ninguna parte. Ni influencer, ni vendedor—solo existe.

 

Tu piloto automático intenta ignorarlo, pero el instinto te traiciona: Primero un reojo discreto, luego giro de cuello completo. Tu mirada intenta portarse bien… pero se desvía como un carrito con rueda torcida en el Mercadona.

 

Dos pasos después, sigues oliendo su presencia y tu lista de tareas se ha disuelto como el sobre de azúcar que has echado en tu té.

El Excel se evapora, pero la sensación de ¿quién es ese? se queda.

 

Ese golpe sin aviso, ese ¿qué me ha pasado? Es justo lo que le falta a tu marca, y fabricar ese golpe, es mi especialidad de la casa.

No estoy para barnizar tu logo ni para ponerlo “monísimo”.

Existo para colar autenticidad en tu traje de oficina, para desmontar tu “apto para todos” y a plantar un sello que, como la bici noventera, robe curiosidad sin tener que abrir la boca.

 

Soy la que trabaja para que tu identidad estalle como confeti en una sala de juntas gris y que nadie quiera barrerlo.

Soy la que coge tu rasgo censurado, esa chispa que los de la oficina tachan de poco seria.

Lo saco a la luz y lo coloco en primera fila de tu marca, bien visible
y sin filtros.

No hace falta megáfono, se hace notar solo.

 

Resultado: El feed se pausa, el scroll tropieza.

La reunión se detiene medio segundo y alguien pega un codazo.

El silencio incómodo se llena de “¿y esto de dónde ha salido?”.

 

Si quieres una marca que pase filtro sin salirse de la línea marcada, sigue buscando.

Si te apetece desviarte de las normas y dejar la sala oliendo a atrevimiento… nos vemos justo aquí, donde el protocolo se vuelve interesante y los manuales empiezan a temblar.

 

Porque el mundo ya tiene suficientes marcas que parecen.

Yo trabajo con las que se notan y, sobre todo se sienten.

 

Laura, tu futura cómplice.

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